Rosa Casado Turrillas
Pasión por la acuarela


Lo mismo retrata con sus pinceles a sus tres sobrinos nietos, como recrea unas bonitas flores o hace una demostración in situ del arte de la acuarela. Natural de la localidad de Peralta, donde reside, Rosa Casado se ha recorrido buen número de lugares, para aprender primero y más tarde para exponer y enseñar a otras personas. Es autodidacta, aunque ha dado clases con los mejores, como veremos luego. Sí que se recuerda como una niña a la que le encantaba pintar. De hecho, cuenta que su madre era “muy comprensiva” y dejaba que los niños se desfogaran en una especie de sala-trastero que tenían en la casa del pueblo. Allí Rosa y su hermana pintaban hasta con tizas en el suelo y daban vida a las historias de los tebeos...
Con el tiempo la vida real pronto se impuso y a los 15 años tuvo que ponerse ya a trabajar en una fábrica de inyección de plásticos, en la que estuvo 45 años. Un lugar donde trabajó contenta ya que el dueño se fijó en en sus talentos artísticos y, por ejemplo, durante muchos años se encargó de diseñar adornos de Navidad... Hasta que llegó la competencia china. La empresa entró en suspensión de pagos y se la quedaron los trabajadores a través de una sociedad laboral. De hecho, ella fue primero la secretaria y luego la presidenta del Consejo de Administración.
Mientras tanto, en sus ratos libres, había ido pintando al óleo aprendiendo por su cuenta, mirando en libros sobre perspectiva, teoría del color... Hasta que se apuntó a unas clases con Cristina Castillo, allí mismo en Peralta. Fue una alumna aventajada. Cuando la profesora tuvo que irse a otro lugar, sus compañeras le pidieron que fuera ella quien les diera las clases. Y no lo dudó.
En los años 80 empezó a trabajar solo por las mañanas y ello le permitió tener más disponibilidad para hacer lo que más le gustaba. Así, participaba en diversos concursos de pintura al aire libre y se unió también al grupo de pintores Gardena -asociación a la que perteneció diez años-. Con ellos pasó de exponer en su entorno más cercano a hacerlo en Pamplona y en otras localidades españolas.
A la vez, siguió moviéndose por su cuenta. Un día le surgió la posibilidad de acudir durante 15 días a la localidad maña de Larrés donde el Gobierno de Aragón organizaba un curso intensivo. Se animó y acabó participando tres años seguidos. Lo recuerda como una experiencia “muy bonita”. Y ahí empezó a trabajar un poco la acuarela, aunque “seguía teniendo mucho vicio del óleo”, explica. Hasta que conoció a un acuarelista muy bueno, Ángel Civera, que le contagió el gusanillo de la acuarela.
De hecho, en los últimos años y sobre todo tras su jubilación, se dio cuenta de que su verdadera pasión era la acuarela. Le pregunto por qué le gusta en especial. “La acuarela, cuando la dominas, sobre todo en el manejo del agua, te da cosas que no te dan otras técnicas”, indica. “Es verdad que el agua hace lo que le da la gana”, ríe, “pero también te da sorpresas satisfactorias”. Es decir, dibujos diferentes, matices, colores peculiares… “Me gusta experimentar, con los colores, con efectos…”. Una técnica que fue dominando conforme daba clases con expertos como Fabio Cembranelli, Joseph Zbukvic, Álvaro Castagnet, Liu Yi, Yuko Nagayama, Chien Chun Wei… y con los mejores acuarelistas españoles. Por otro lado, ella también dio clases a otros aficionad@s, desde los años 90 y hasta la pandemia.
Por el mundo
Asimismo, Rosa pertenece a la asociación IWS (International Watercolor Society) desde 2014, y con ella ha participado en muchos eventos por España y parte del mundo, como Francia, Italia, Rusia, Turquía, Colombia, Portugal, Eslovenia, Texas, Hong-Kong… También acudió a un Festival de Acuarela que se celebraba en Córdoba y tras haber sido seleccionadas las obras que presentó. En una de esas ocasiones estaban tres navarras en la misma situación: María Urmeneta, Pilar Montes y ella misma. La noticia salió de hecho a toda página en un periódico local.
Sobre sus temas preferidos, le gustan mucho las flores, pero también pinta abundantes retratos, así como paisajes. O sea, “un poco de todo”. También ha colaborado con su pueblo. Por ejemplo, restauró un fresco de la iglesia de Peralta que había sido dañado durante unas obras de reforma. También reposteros, estandartes… Asimismo, junto con otras personas de la localidad, en un parque local crearon un paseo de azulejos mediante la técnica denominada trencadis -uniendo pequeños azulejos-. Y en otro parque decoraron unos bancos de cemento y los dejaron de cine. Como anécdota, recuerda que cuando se casaron doña Letizia y el rey Felipe, el Ayuntamiento de Peralta le encargó una acuarela para regalar a los flamantes novios. En ella recreó a su pueblo, claro. Tiempo después recibió una carta en la que los Reyes le agradecían el regalo.
Hoy en día sigue pintando a diario y se ha unido a la asociación arteNA para compartir con otros colegas inquietudes comunes. Le gusta que haya variedad de artistas: pintores, escultores, ceramistas, etc. Cree también que es una buena forma de “abrirse otras puertas”,, a proyectos que están por llegar… y que no podemos revelar aún. Pero que, no cabe duda, generan ilusión.
Texto: María Jesús Castillejo.
Contactar con Rosa: rocasatu@hotmail.com
Redes sociales:
Facebook: rosa.casado
Instagram: casadoturrillas
Hortensia. 40x40




Algunas acuarelas de Rosa
Atardecer en el Delta. 28x38


La catedral. 20x40


Ander en la playa. 38x56


Alejandro. 40x40